martes, 18 de junio de 2013

Imagina de HARRY para @fixajared

Valeria se miró al espejo del baño, intentando hacer desaparecer la rojez que había aparecido alrededor de sus ojos. Sabía que a nadie le importaría, que nadie se fijaría en su cara, pero no quería arriesgar.
 Guardó la cuchilla en el armario del baño y se cubrió los brazos, como tantas veces había hecho, y tantas veces volvería a hacer.
 Bueno, no tantas.

 Nunca supo qué fue lo que le inspiró a comenzar a cortarse. Si fue un hecho específico lo que le dejó claro que no era lo suficientemente buena, que necesitaba castigarse para sentirse mejor, o si simplemente fue un cúmulo. Lo que sí sabía es que sentía la obligación de hacerlo para desahogarse, como otros necesitan hablar y otros gritar en el medio de la nada.
 No se lo había contado a nadie, era su pequeño secreto. ¿Quién podría entenderla? Sus amigas tenían sus propios problemas, cada uno más complicado que el anterior. Sus padres sólo parecían verla como una máquina cuya única finalidad era obtener buenos resultados académicos. No tenía a nadie con quien poder hablar de forma tan sincera.
 A sus diecisiete años, sentía que las cosas cada vez iban a peor, aun pareciendo que eso era imposible. En el instituto todo iba mal, lo cual hacía que la relación con sus padres no fuese de lo más fluida. Todos sus compañeros la veían como una chica demasiado tímida, demasiado callada y reservada, que parecía que iba a morir cada vez que la sacaban al encerado; sus pocas amigas eran cada cual más problemática, no tenían tiempo para preocuparse del estado de ánimo del eslabón más frágil de la cadena.
 Lo cual no dejaba de ser comprensible.
 Tampoco podía culpar a su entorno; si no se habían visto señales era porque ella no quería que se viesen. No necesitaba la compasión de nadie, necesitaba cambiar, y eso no era culpa del resto. Era suya. Por eso había optado por el camino del castigo.
 ¿Quién era el que le decía que eso sólo hacía peligrar su vida? ¿Que no tenía que cambiar, porque cada personalidad es distinta, y ahí reside su belleza? ¿Que alguien la querría por ser como era ella, sin necesidad de intentar ser otra?
 Nadie.


 Salió de casa por la puerta del sótano, una vía de escape que había encontrado sola al hacer la mudanza, y la cual sólo utilizaba en los momentos más necesarios. Pero sus padres estaban en casa, y no podía dejar que la viesen así. No ellos.
 Sabía lo que sucedía en esos casos. Psicólogo, pastillas, charlas problemáticas...
 Ella no necesitaba un loquero. Estaba bien.
 Era su vida la que estaba patas arriba.
 Suspiró, caminando entre los árboles que conducían al final del barrio. Aunque desde un punto de vista externo pudiese parecer lo contrario, no recordaba un momento en su vida en el que hubiese experimentado eso que en los libros llamaban "felicidad". Siempre había tenido problemas, era demasiado insegura y eso le pasaba factura. Y estaba harta de ser siempre la callada, la opinión que no contaba.
 Llegó hasta el parque de la zona, lugar siempre medio desierto al que acudía cuando no estaba sola en casa. No quería pensar, llenar su mente de razones pesimistas por las que debería llevar a otro extremo los cortes. Datos objetivos por los que su vida no tenía un sentido. Así que cerró los ojos y se rodeó las piernas con los brazos, acompasando su respiración al movimiento del viento.
 No se dio cuenta de cómo transcurría el tiempo hasta que entornó los ojos y descubrió que estaba a oscuras.
 -Mierda, otra vez.- murmuró, desperezándose mientras se levantaba. Se tropezó con lo que parecían monedas que la gente le había tirado, pensando que era una sin techo. La chica se encogió de hombros y las recogió.
 Hasta diez minutos después no se enteró de que un grupo de chicos, más o menos de su edad, le seguían. Vestidos con ropa ancha y gorras de todos los colores, en la oscuridad no parecían muy de fiar, y menos gritando lo que gritaban.
 Valeria apuró el paso, deseando con todas sus fuerzas que la dejasen en paz. Pero no fue así.
 -Hola, preciosa.- saludó uno de los chavales cuando llegaron a su altura. La chica se encogió, rogando que no fuese por ella. Evidentemente, no dio resultado.
 -¿Por qué corres? ¿Tienes prisa?
 -¿Vas a llegar tarde a cenar?
 -Nos tienes miedo... ¡Nos tiene miedo, chicos, nos tiene miedo!- exclamó uno al notar como temblaba.
 Todos rieron, formando un círculo a su alrededor.
 -Hey, vamos, dejadla marchar.- murmuró uno de ellos, colocado más al fondo del grupo.
 -¿Por qué, Harry? ¿No te gusta? Podemos buscar una más guapa, eso está claro...
 -No, venga. No es gracioso.
 -"No es gracioso, no es gracioso". ¡Si se lo está pasando bien!
 El otro chico se colocó delante de Valeria, mirándoles con los brazos cruzados.
 -Dejadla marchar.
 Los demás se miraron entre ellos, aguantando la risa.
 -Tu mismo, Harry. Vámonos, gente.
 Se marcharon, haciendo barullo y dándose codazos entre ellos. Mientras, el chico llamado Harry resopló, mirando a la chica preocupado.
 -¿Estás bien? Lo siento, son...
 -Sí, estoy bien.- le cortó ella, caminando hacia atrás. Quería volver a casa.
 Él la miró extrañado.
 -¿Me tienes miedo? No voy a hacerte nada.
 Valeria negó.
 -No te tengo miedo, pero... Quiero marcharme a casa. Quiero... irme, joder.
 Todo lo que había estado soportando, no sólo ese día, ni ese mes, ni ese año, si no toda su vida, se le vino encima en un segundo. Delante del confundido chico, se escurrió hasta el suelo, ocultándose la cara entre las manos.
 -Oh dios mío... ¿Estás bien?- Harry no podía estar más alarmado. Se acercó hasta ella, sin saber donde colocar las manos.-¿Puedo... puedo hacer algo?
 Valeria le rodeó con los brazos, todavía sin poder parar de llorar. No sabía lo que hacía, pero tampoco sabía cómo parar. Necesitaba liberarlo.
 -Eh... Ya está, no te preocupes. Todo está bien. Estoy aquí.- susurraba el chico, ayudándole a levantarse.


 -¿Ya estás mejor?-preguntó Harry, que la miraba desde la otra punta del banco. Mientras, Valeria intentaba secarse la cara con la manga de su chaqueta.
 -Sí, yo... Lo siento mucho.
 -No te preocupes.
 Ninguno de los dos supo que más añadir, así que se miraron el uno al otro.
 -¿Qué ha pasado?-susurró el chico.
 -¿Cómo?
 -Puedes contarme qué te preocupa... Si quieres.
 Ella sonrió, mirando hacia sus zapatos.
 -Es sólo que... A veces no entiendo por qué me levanto de la cama. Quizás porque generaría muchas preguntas el no hacerlo, y no me gusta sentirme acosada.- se encogió de hombros.- No hay nada que me haga seguir, nada que me ayude a pensar que de verdad vienen tiempos mejores. Sólo veo... oscuridad.
 -No digas eso.- le interrumpió él, acercándose a ella y cogiéndole la mano.- Por favor. Siempre hay algo, aunque no sepas qué es ahora. Eres preciosa, me parecer muy guapa y, por lo que he podido ver, una buena persona. A las buenas personas siempre les suceden cosas buenas... ¿Qué es esto?
 Valeria siguió la mirada del chico, y apartó el brazo alarmada.
 Había visto los cortes.
 -¿Te... los has hecho tú?- murmuró Harry, mordiéndose un labio.
 Ella asintió, ladeando la cabeza.
 -No... no lo hagas mas. Por favor.


 Tres meses después

 -Salgo, volveré a las nueve.- dijo Valeria, despidiéndose de su madre con un beso.
 -¿Con Harry?
 -Así es.
 La mujer asintió con una sonrisa, mientras ella cerraba la puerta de un golpe de tobillo.
 -Hola, preciosa.- le saludó el chico, moviendo la mano con una sonrisa.
 -Holi.
 Harry y ella habían empezado como amigos, desde que se conocieron en el parque. Cada día hacía lo posible para hablar con ella, si no podía verla la acosaba a mensajes o llamadas en el teléfono. Se preocupaba por ella, le hacía ver que era importante y que merecía dejar de hacerse eso a si misma.
 Se le había declarado el día que las cicatrices de su brazo se cerraron del todo. Nunca se había sentido más feliz, más llena. No necesitaba más que una tarde con él para que su día se tornase soleado y alegre.
 Sus notas subieron como la espuma, y, al estar completamente bien, se veía capaz de ayudar a sus amigas con sus problemas. Todo le salía redondo, y gracias a él.
 Ahora sí que había alguien.

1 comentario:

  1. Dios Eli, es demasiado perfecto, no puedo describirlo, no me salen las palabras. ¡NO PARO DE LLORAR! Adhsajkjdfsk me encanta, lo amo es tan asdfghjklñ PERFECTO. AAAAAAH GRACIAS GRACIAS GRACIAS GRACIAAAAS <3333.

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